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    poppies against blue sky

    Un camino mejor

    por Richard Scott

    jueves, 26 de mayo de 2016

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    Este artículo fue escrito en 2010 por el entonces pastor principal del Bruderhof, quien luchaba contra el cáncer. Después de aprovechar de sus últimos meses en animar, aconsejar y escuchar a sus queridos hermanos y hermanas de su iglesia, Richard Scott murió en paz en 2011.

    Pienso a menudo en los soldados quienes luchan en el extranjero. Muchos vuelven a casa heridos del cuerpo y muchos más, heridos del espíritu. Aunque personalmente yo nunca podría ir a la guerra o juntarme con las fuerzas armadas, esos hombres y mujeres están preparados para dar la vida, y muchos lo han hecho porque creen en un camino mejor.

    Pero, ¿qué es este camino mejor? Y ¿cómo vamos a dar nuestras vidas?

    Todos los desfiles y eventos para el Día de los Caídos que había en estos días, me hicieron preguntar de qué se trata este “camino mejor”. Así como tantas familias, la mía sintió la tragedia de la guerra. Mi padre y tres de sus hermanos sirvieron en la Primera Guerra Mundial y su hermano menor, el más amado, fue matado mientras sobrevolaba Francia justo antes del fin de la guerra. Los horrores de la guerra, particularmente para aquellos que lucharon en el frente, les afectaron para toda la vida; y todo eso porque creyeron en un camino mejor.

    Durante la Segunda Guerra Mundial, el único hermano de mi madre fue oficial en el ROTC y se negó a luchar, así que le mandaron a Borneo para ayudar a la gente criar mejores cultivos, que era su especialidad. Fue matado cuando los japoneses invadieron y él trató de escapar cruzando el país. Mis padres estuvieron en Londres durante el bombardeo de la Segunda Guerra Mundial, y solo sobrevivieron gracias a la protección de Dios. De esta experiencia aprendieron que la guerra nunca conduce a un camino mejor.

    Entonces pregunto otra vez, ¿qué es el camino mejor? En este momento estoy recuperando de una cirugía para el cáncer de colon. Sólo tengo sesenta y un años y según lo que me dicen los médicos, mi futuro está incierto en el mejor de los casos. Ahora enfrento la necesidad de comparar las opciones: seguir el trayecto que sugieren los médicos, que será difícil o peor, o simplemente entregar mis necesidades en las manos de Dios. ¿Cuál es el camino mejor?

    Mi situación me ha forzado a reflexionar en qué significa dirigirse a Dios y confiar totalmente en él. También me ha humillado experimentar cuántas personas, incluso algunos que apenas conozco, están orando por mí. Qué consuelo es cuando la gente se apoya y cuida el uno al otro; es un gran regalo de este país que cuando haya dificultades, los individuos se unan para apoyar y ayudar.

    Esta bondad cariñosa es lo que más me ha sostenido. Ahora sé más que nunca cómo cada uno de nosotros se enfrenta con una opción: tomar las cosas en nuestros propios manos y vivir en un temor auto-protector; o dirigirnos con fe a Dios y al amor, acudiendo a los demás—este es el camino mejor.

    A lo largo de los años he tenido la oportunidad de conocer a muchos jóvenes y trabajar con ellos. Siempre me anima experimentar su entusiasmo juvenil para la vida. También ha sido un privilegio ayudarles a dirigir sus vidas hacia un camino mejor, y espero seguir ayudándoles en cualquiera manera que pueda todavía. Algunos se graduarán de la secundaria este año y naturalmente tienen una visión de un futuro brillante y una larga vida. Pero apenas saben (¿y cómo podrían?) cuán rápido pasa la vida y que vivir de verdad significa, antes que nada, entregar la vida en completa confianza a Dios.

    No sé cuánto tiempo tengo todavía para vivir, pero sí tengo hoy para guiar a otros a tomar el camino mejor. Eso es el camino que quiero tomar yo; la única manera de vivir una vida plena y cumplida.

    red poppies at the Vietnam War Memorial
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